Situación epidemiológica de la leptospirosis porcina
Parecería obvio definir la leptospirosis porcina como la infección causada por este microorganismo en el cerdo. Pero son muchas las especies de Leptospira que, de manera saprófita, están presentes en muchos medios y no provocan, en manera alguna, patología relevante en los posibles huéspedes. Son las especies patógenas las que sí que tienen un interés cada vez más creciente en la producción porcina actual.
Taxonomía
Leptospira, junto con los géneros Leptonema y Turneriella, es un microorganismo perteneciente a la familia Leptospiraceae dentro del orden de los Spirochaetales siendo, por tanto, espiroquetas. El género Leptospira se divide en 20 especies en base a estudios de hibridación de ADN. A su vez, estas 20 especies, pueden dividirse en 3 grupos: patogénicas (principalmente Leptospira interrogans), intermedias u oportunistas y no-patogénicas (principalmente Leptospira biflexa).
Según su relación antigénica, los miembros del género Leptospira, se agrupan en serovares. Actualmente hay más de 200 serotipos reconocidos.
Tabla 1: Encuadre taxonómico de Leptospira interrogans
Família: Lestospiraceae Género: Leptospira Especie: Interrogans |
Huésped natural | Serovar |
Cerdo | Pomona Bratislava |
|
Cánidos | Canicola Icterohaemorrhagiae |
|
Grandes rumiantes | Hardjo | |
Roedores | Icterohaemorrhagiae Grippotyphosa |
En los cerdos, y en mayoría de especies domésticas, la patología causada por esta bacteria está asociada a la especie Leptospira interrogans. Leptospira interrogans es una espiroqueta Gram negativa, aeróbica obligada y con flagelos periplásmicos que le confieren movilidad. Es una especie difícil de cultivar que requiere medios especiales y periodos de incubación bastante prolongados.
El cerdo es el huésped natural de Leptospira interrogans serovar Bratislava y Leptospira interrogans serovar Pomona. Cuando el cerdo está infectado por estas serovariedades se dice que lo está por serovares adaptados. Esto no excluye que una especie, en este caso la porcina, pueda verse afectada por serovares propios de otras especies animales como Leptospira interrogans serovar Canicola o serovar Icterohaemorrhagiae, ambos adaptados a los cánidos, serovar Hardjo, adaptado a los grandes rumiantes, o serovar Grippotyphosa, junto con Icterohaemorrhagiae, presente en roedores. En estos casos nos referiremos a infecciones por serovares no adaptados. Esta última circunstancia se produce de manera habitual por el estrecho contacto que hay sobre todo con roedores en la práctica totalidad de las granjas a pesar de las medidas de desratización establecidas.
El ser humano también puede verse afectado por los serovares de la especie patógena Leptospira interrogans como huésped accidental. Por consiguiente, se establece como factor importante la consideración de la leptospirosis como una enfermedad zoonótica.
Epidemiología
Hasta hace poco, esta enfermedad carecía de relevancia en el modelo productivo porcino establecido. Con el aumento de la tecnificación de las explotaciones, las pautas de higiene y la educación de ganaderos y cuidantes, se dejaron atrás enfermedades como la que describimos en el presente artículo. Ha sido, sin duda, la entrada en vigor de la nueva normativa relativa al bienestar animal la que ha propiciado en las granjas el ambiente ideal, no sólo para la supervivencia de la Leptospira, sino también las condiciones óptimas para su diseminación y vía de contagio.
El alojamiento en grupo de las cerdas gestantes constituye un punto clave en la dinámica de infección de esta enfermedad. A un estrecho contacto con los principales fómites de la enfermedad, orina y fetos y anejos fetales en caso de abortos, se une que las peleas entre cerdas provocan heridas en la barrera epitelial permitiendo la entrada del patógeno en el organismo animal.
Es preciso señalar que la diseminación y progreso de la infección en una granja dista mucho de lo que estamos acostumbrados en el caso de recirculaciones víricas. La leptospirosis requiere contacto directo, estrecho y con cantidad infectiva suficiente entre la bacteria y el cerdo infectado. Esto hace que el deterioro de los ratios reproductivos asociados a Leptospira, en muchas ocasiones, sean tan progresivos que acabamos produciendo con su lastre sin que haya motivos de excesiva alarma.
Aunque no existen referencias exactas de la prevalencia de la enfermedad en España, se estima que cerca de un 87% de las explotaciones testadas a nivel nacional son positivas a algún serovar patógeno de Leptospira. Sin embargo, estos datos se han obtenido a través de análisis serológicos mediante microaglutinación de explotaciones sospechosas que muestran un cuadro de fallo reproductivo compatible con la leptospirosis porcina por lo que, previsiblemente, en términos globales la prevalencia sea menor.
Álvaro Aguarón & Clara Farré. Servicio Técnico de Porcino de Laboratorios Syva, S.A.U
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